La batalla de Valmy, por Horace Vernet
El pasado 14 de julio de 2016 se
cumplieron 200 años de la muerte del Generalísimo Sebastián Francisco de
Miranda, reconocido no solo como precursor de la independencia de Venezuela,
sino también como uno de los primeros líderes del movimiento emancipador de las
antiguas colonias españolas del continente Americano.
En
el presente artículo, el primero de dos que deseábamos dedicar a este insigne e
ilustre venezolano, pretende tocar el tema relativo a los eventos relacionados
a su corto pero destacado periodo de servicio dentro del ejército francés, donde
adquirió no solo el conocido estatus de mariscal de campo, sino que obtuvo uno
de mayor jerarquía (poco recordado habitualmente), el de teniente general.
Sebastián
Francisco de Miranda, se encontraba en Paris a comienzos de 1792, en medio de
la vorágine de acontecimientos políticos, económicos, sociales y militares
levantados desde 1789 por la revolución francesa. Será allí, dónde luego de
manifestar a sus amigos su intención de retornar a Londres, entra en contacto
con el alcalde de la ciudad Jérôme Pétion de Villeneuve, quien le retiene, con
la excusa de hacer gestiones ante las nuevas autoridades nombradas (previas a
la formalización definitiva de la Convención Nacional), para encontrarle un
puesto dentro del ejército francés.
El propio
Miranda, nos narra este incidente, por medio del cual, pasará a ser nombrado
Mariscal de Francia:
“11 de agosto.
Mi amigo el Alcalde de Paris,
señor Pétion, viéndome decidido a partir de un momento a otro para Inglaterra,
donde tenía compromisos de una gran importancia, me dijo que por qué no
aceptaba servir a Francia, en la causa de la Libertad que yo amaba tanto, etc. Que
se me daría un cargo ventajoso y que así podría prestar servicios esenciales.
Le manifesté mi calidad de extranjero, y la ingratitud que se experimentaba
después, cosa que ya había visto en América.., además de las grandes ventajas
que iba a perder en América, Rusia, etc… Al fin, me rogó retrasara mi salida
hasta la llegada del señor Servan (1), nuevo Ministro de la Guerra y miembro
del Poder Ejecutivo. Consentí en esto. 20 de agosto. Llegó el señor Servan…
Pétion le habló inmediatamente de mí y el Ministro le respondió que no deseaba
otra cosa sino emplearme, pero que siendo extranjero, no sabía cómo hacerlo…
Sin embargo, me rogó esperase un poco.
Mi amigo el Alcalde me dijo
que había encontrado lo que me convenía, y que el señor Servan le prometió
emplearme como Mariscal de Campo de los Ejércitos de Francia, si yo quería
aceptarlo. Le contesté que el empleo me era bastante agradable, al servicio de
la Libertad, pero que quería la seguridad del mismo sueldo para subsistir después
de la guerra, puesto que yo iba a abandonar todos mis ingresos en otra parte.
23 de agosto. Comimos juntos en casa del señor Pétion, y el señor Servan me
habló sobre el asunto con interés, haciéndome la misma proposición y
ofreciéndome su amistad. Me hizo observar la imposibilidad en la que se hallaba
el gobierno actual para darme una seguridad positiva que no dependía de ellos,
ya que la existencia misma era en ese momento un azar; pero que si la Libertad
triunfaba, Francia no podría olvidar jamás al extranjero que tan generosamente
sacrificaba a su servicio en tales circunstancias, y que de esta manera podía
contar con ello. Le di las gracias y le solicité un tiempo para decidirme. Mi
amigo el Alcalde me dijo que nos encontráramos al día siguiente para ir juntos
a ver al señor Servan. Fui a su casa y le presenté las condiciones anexas, que
le parecieron bien, pero que no creía que el Poder Ejecutivo pudiera firmar,
con ningún tipo de seguridad para mí, las condiciones de mi papel, por muy
justas que fueren. En fin, sentí la fuerza de esta observación y me retiré a
reflexionar sobre ello… lo que me dio las ganas de ir a buscar mi pasa-porte
para marchar a Inglaterra.
25 de agosto. Fui a verlo con esta idea, pero me rogó de nuevo fuese
hacia las 5 pm a casa del Ministro de la Marina, rué Royale, dónde debía comer
con el señor Servan. Llegué allí hacia las seis, y los tres nos comprometimos:
yo, a servir la causa de la Libertad en todo lo que estuviera en mi poder, y
ellos, en nombre de la nación francesa, a sufragar mis gastos y a emplearme
incluso después de la guerra, con preferencia a los oficiales franceses, ya
que, como extranjero, y en las circunstancias actuales, mi dedicación era más
meritoria. Bajo estas condiciones, fui nombrado ipso facto Mariscal de Campo…
Mi amigo me abrazó. Servan me saludo igualmente, y me fui a las Tullerías a
reflexionar un poco sobre mi cambio de patria, situación, etc… Allí se
encontraba la señora Pétion, a quien comuniqué mis nuevos compromisos, y nos
fuimos juntos a la Asamblea Nacional.
27 de agosto.
No habiendo recibido el edecán que el señor Servan me prometió enviar,
fui a su casa. Me recibió con amistad, me dejó escoger el ejército en el que yo
quería servir, y me dio la dirección del Brigada, señor de Barquier, para que
me ayudase a comprar caballos, hacer el uniforme, etc.
(…) 5 de setiembre.
Esta mañana me ha enviado el señor Servan mis credenciales para servir
en el Ejército del Norte, bajo las órdenes del señor Dumouriez, como yo lo
había solicitado. Muchas disputas por los pasaportes de los criados, y hasta
los caballos y libros militares me han sido interceptados por orden de las
secciones, que se han erigido en árbitros, sin saber por qué. En fin, el vigor
y la autoridad respetada del Alcalde, me sacaron del apuro. Salgo mañana. (…)”
(2)
En
efecto, el nuevo mariscal de Francia Sebastian Francisco de Miranda llegará a
la población de Granpré el día 6 de septiembre de 1792 para unirse al ejército
del Norte bajo la dirección del General en jefe Charles-Francois Dumoriez,
quién le acogerá de manera favorable colocándole como uno de sus edecanes en
campaña. El 14 del mismo mes, Miranda se destaca en la acción de Wargermoulin,
al haber reunido de una manera eficaz las tropas desordenadas y contenido el
avance de las tropas prusianas.
El
20 de septiembre, tiene lugar la célebre batalla de Valmy entre las tropas
francesas comandadas por Kellerman y Dumoriez logran detener el avance del
ejército prusiano comandado por el duque de Brunswick. Miranda estuvo presente
en dicha acción, ya que su unidad ocupaba posiciones en una colina entre Valmy
y Sainte-Menehould.
Al
día siguiente en Paris, la Convención (que había reemplazado hacia poco tiempo
a la Asamblea Legislativa revolucionaria), emite su primer decreto donde
declara la abolición de la monarquía proclamando así la Primera República de
Francia. Miranda había comenzado su servicio en las tropas revolucionarias
durante los estertores del antiguo régimen y ahora participaba en la fundación
de la nueva República.
Será
bajo esta nueva administración, que el 3 de octubre de 1792 Francisco de
Miranda recibe la notificación de su ascenso al grado de teniente general. El
11 del mismo mes, la Convención reestructura la organización del ejército del
Norte y se le ordena a Miranda a ponerse bajo las ordenes de la subdivisión del
mismo en Bélgica comandado por el duque de Chartres.
El
11 de noviembre, tuvo lugar la acción de Jemmapes donde los franceses derrotan
a las tropas austriacas y prusianas, Miranda no pudo participar en la misma por
encontrarse en Paris llevando a cabo gestiones por orden de sus superiores. Sin
embargo, ya el 30 del mismo mes, se encontraba de regreso con el ejército en la
ciudad de Mons, donde va a recibir interinamente el comando de la mayor parte
del ejército de Bélgica, puesto en el cual, va a lograr la rendición y
posterior capitulación de la ciudad de Amberes. Posteriormente, Miranda
completa su campaña expulsando de la ciudad de Ruremonde a 3.500 soldados austriacos
que se retiran más allá del Rin, quedando así la región libre de enemigos.
El
21 enero de 1793 tiene lugar el trascendente hecho de la ejecución en la
guillotina del antiguo rey de Francia Louis XVI, lo que propicia que la mayor
parte de las monarquías europeas le decreten la guerra a la República Francesa.
Tal suceso generará divisiones e indefiniciones en los mandos del ejército del
Norte, incluyendo al propio Dumouriez quien se muestra en desacuerdo con la
medida tomada por la Convención.
Mientras
tanto continúan las operaciones en el Norte, y Miranda ocupa con sus tropas la
población de Tongers el 14 de febrero reuniéndose posteriormente con los
efectivos que comandaba el general Valence. Las tropas revolucionarias deben
abandonar la ciudad de Lieja ante el avance de los enemigos, lo que determina a
Miranda a ocupar posiciones en Tirlemond, de allí, sale al encuentro de una
columna del ejército austriaco derrotándola lo que equilibra por momentos la
situación. Es allí, que Miranda recibe órdenes de su comando de atacar la ciudad
de Maastricht, maniobra que en su opinión considera equivocada.
A
mediados de marzo, el ejercito del Norte es derrotado lo que propicia que el 25
del mismo mes, la Convención inste a Miranda a presentarse a Paris a rendir
cuenta de sus actuaciones en la campaña ante el tribunal revolucionario. El 28,
Miranda se encuentra ante las autoridades haciendo frente a las acusaciones de
Dumouriez. El abogado Chauveau-Lagarde le asiste en su defensa, demostrando con testimonios y documentos su adhesión a la causa revolucionaria
y que su comportamiento solo había obedecido al cumplimiento de órdenes
recibidas de su comando. El 16 de mayo, el tribunal ordena la liberación de
Miranda.
La
crisis política suscitada por el acoso militar de las monarquías europeas
contra la República francesa, determina la disolución de la Convención para ser
sustituida por el Comité de Salvación Pública (9 de julio de 1793), a cuya
cabeza se encuentran los llamados Girondinos dirigidos por el célebre
Robespierre. El nuevo gobierno ordena la detención de Miranda, quien pasara en
prisión un periodo de 18 meses. Luego de la caída del régimen del terror
instaurado por Robespierre (quien será guillotinado en 1794), Miranda será
puesto en libertad el 15 de marzo de 1795.
Sebastian
Francisco de Miranda no volverá a cumplir servicio activo en el ejército
francés. Residenciado en Paris, presencia el golpe de estado ocurrido el 4 de
septiembre de 1797, viéndose obligado a pasar a la clandestinidad durante
cuatro meses fuera de la capital para posteriormente viajar a Londres ya que el
nuevo Directorio había ordenado su expulsión de Francia. Con el ascenso
político y prestigio militar del general Napoleón Bonaparte, Miranda logra con
la ayuda de algunos amigos retornar a Francia en 1798.
El
9 de noviembre de 1799, Bonaparte encabeza un nuevo golpe de estado contra el
Directorio, comenzando así su largo periodo a la cabeza de la República
francesa ampliando la influencia política de los ideales de la revolución por
toda Europa y marcando un periodo bélico sin precedentes denominado guerras
napoleónicas. El 3 de marzo de 1801, Miranda es apresado por órdenes del
ministro de la policía Joseph Fouché. Luego de ser interrogado es encarcelado
bajo acusación de ser un agente de Inglaterra. Es liberado el 13 de marzo del
mismo año y el día 17 abandona definitivamente tierras francesas para dirigirse
a Londres a buscar apoyo a sus planes de liberar Hispanoamérica.
Vista de la empuñadura y vaina de un sable que perteneció al Generalísimo Francisco de Miranda. Museo Bolivariano de Caracas (MBOL-0196).
NOTAS.
(1) General
Joseph Marie Servan de Gerbey (1741-1808), quien fuera Ministro de la Guerra de
Francia, entre el 9 de mayo y el 13 de junio de 1792 cuando fuera depuesto por
orden del rey Louis XVI. Servan retoma el despacho de la Guerra, luego de la
rebelión sucedida el 10 de agosto del mismo año que traerá como consecuencia la
disolución de la Asamblea y la creación de la Convención Nacional el 20 de
septiembre.
(2) Colombeia, Archivo de Miranda,
Revolución Francesa, tomo I, folios 2-7.
Investigación realizada por José Peña, Caracas 2016. Correo de contacto jpmarte73@yahoo.com.
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